"EPÍLOGO" por Ángel González (España)




 
Me arrepiento de tanta inútil queja,

de tanta tentación improcedente.

Son las reglas del juego inapelables

y justifican toda, cualquier pérdida.





Ahora sólo lo inesperado o lo imposible

podría hacerme llorar:

una resurrección, ninguna muerte.




La vida en juego

Donde pongo la vida pongo el fuego 

de mi pasión volcada y sin salida.

Donde tengo el amor, toco la herida. 

Donde pongo la fe, me pongo en juego. 





Pongo en juego mi vida, y pierdo, y luego 

vuelvo a empezar, sin vida, otra partida.

Perdida la de ayer, la de hoy perdida, 

no me doy por vencido, y sigo, y juego 

lo que me queda: un resto de esperanza. 





Al siempre va. Mantengo mi postura. 

Si sale nunca, la esperanza es muerte. 

Si sale amor, la primavera avanza. 


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